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Bailar Flamenco-Sevillanas

Flamenco es mas facil con la hipnosis

El auto hipnosis es la mejor forma de plantar mensajes de ayuda en el profundidad de su mente subconsciente. Supera la timidez en la pista de baile, aprende los pasos básicos, consejos y trucos para bailar cómodamente y deja que tu cuerpo fluya en armonía con la música. Aprenda a reconocer los ritmos y tiempos, movimientos de los brazos, pasos, y tal vez impresionar a una nueva pareja. Aprender poco a poco con la mente muy relajado, hasta que estas bailando como un profesional.

 

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Flamenco: Alma, Ritmo y Pasión de un Pueblo

El flamenco no es solo un género musical. Es una expresión artística profunda, visceral y emocional que nace de la fusión de culturas, del dolor y la alegría de un pueblo, y de siglos de historia. Originario del sur de España, especialmente de Andalucía, el flamenco ha trascendido fronteras para convertirse en un arte universal, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010.

En su esencia, el flamenco es una forma de vida, una forma de contar historias a través del cante, el toque y el baile. Es una conversación entre el cuerpo y el alma, entre la guitarra y la voz, entre la tierra y el aire. Cada lamento, cada quejío, cada taconeo, está cargado de emoción, de memoria colectiva, de identidad.

 

Orígenes multiculturales

El flamenco es el resultado de un cruce de caminos culturales. Aunque sus orígenes exactos son difíciles de precisar, se sabe que surgió a finales del siglo XVIII en Andalucía, como fruto del mestizaje entre las culturas morisca, gitana, judía y andaluza. La población gitana, en particular, desempeñó un papel fundamental en la consolidación de esta expresión artística, aportando su carácter nómada, su profunda emocionalidad y su sentido del ritmo.

También influyeron otros pueblos que pasaron por la península ibérica, como los africanos traídos como esclavos o los comerciantes orientales. En este sentido, el flamenco es un arte de la mezcla, del encuentro entre distintas sensibilidades, estilos y tradiciones.

A lo largo del siglo XIX, el flamenco se fue definiendo como un género propio, con sus formas características, sus compases complejos y su estética intensa y dramática. Se cantaba y bailaba en las casas, en las tabernas, en las reuniones familiares. Era, ante todo, un arte del pueblo.

 

Tres pilares del flamenco: cante, toque y baile

El flamenco se sustenta sobre tres elementos fundamentales que dialogan entre sí:

Cante

El cante flamenco es probablemente el corazón del flamenco. La voz flamenca es áspera, rota, dolida, pero también poderosa, llena de matices y fuerza emocional. Hay una gran variedad de palos o estilos de cante, cada uno con su estructura rítmica y temática. Algunos expresan dolor, pérdida o desamor (como la siguiriya o la soleá), mientras que otros celebran la vida, el amor y la alegría (como las bulerías o las alegrías).

Cantar flamenco no es solo interpretar una melodía. Es transmitir un sentimiento profundo, una emoción cruda que llega al oyente incluso si no entiende la letra. El cantaor o la cantaora se convierte en un canal de expresión casi sagrada, que a menudo improvisa sobre una base tradicional.

Toque

El toque se refiere a la guitarra flamenca, cuyo sonido es inconfundible. Más que acompañar, la guitarra dialoga con el cante y el baile, aportando ritmo, armonía y textura. El guitarrista flamenco utiliza técnicas únicas como el rasgueado, el picado o el golpe, que le dan al flamenco su carácter vibrante y enérgico.

A lo largo del tiempo, el toque flamenco ha evolucionado enormemente, desde un acompañamiento sencillo hasta un lenguaje instrumental muy sofisticado. Grandes guitarristas como Paco de Lucía, Tomatito o Vicente Amigo han llevado la guitarra flamenca a nuevos niveles de virtuosismo y fusión con otros géneros.

Baile

El baile flamenco es expresión corporal pura. El cuerpo se convierte en instrumento: los pies marcan el ritmo con zapateados, las manos dibujan el aire, el torso transmite intensidad emocional. Es un baile individualista, pero profundamente conectado con el cante y el toque. El bailaor o la bailaora interpreta lo que escucha, responde con su cuerpo, improvisa y construye una narrativa visual que acompaña la música.

El flamenco tradicionalmente era bailado más por mujeres, pero hoy en día el baile masculino tiene igual peso. Ambos géneros aportan estilos distintos: la elegancia y sensualidad en ellas; la fuerza y precisión en ellos. Aunque cada vez hay más intercambios y libertades en estas expresiones.

 

Palos del flamenco: variedad y estructura

Los "palos" son los distintos estilos dentro del flamenco, y cada uno tiene su propio compás (estructura rítmica), carácter y origen. Algunos de los palos más conocidos son:

Soleá: introspectiva, melancólica, considerada madre de muchos otros palos.

Bulería: alegre, rápida, festiva, ideal para improvisar.

Seguiriya: dramática y solemne, una de las más antiguas y profundas.

Alegrías: ligeras y optimistas, con influencias de Cádiz.

Tientos y tangos: con ritmo más suave o más animado, muy usados en el baile.

Cada palo ofrece una forma distinta de sentir y expresarse, y dominar su técnica es uno de los mayores retos para cualquier artista flamenco.

 

Flamenco y evolución: del tablao al mundo

Durante mucho tiempo, el flamenco fue un arte marginal, asociado a los gitanos, los pobres y los excluidos. No era aceptado por las élites ni considerado "alta cultura". Sin embargo, en el siglo XX, comenzó a ganar reconocimiento tanto en España como internacionalmente.

Los cafés cantantes y los tablaos flamencos se convirtieron en espacios donde el flamenco floreció. Luego, festivales, academias, grabaciones discográficas y giras mundiales ayudaron a su expansión. Artistas como Camarón de la Isla, Enrique Morente o Sara Baras lo modernizaron, fusionándolo con otros géneros como el jazz, el rock, el pop o la música clásica.

Hoy, el flamenco está presente en escenarios de todo el mundo. Se enseña en universidades, se estudia en conservatorios y se vive en peñas y patios andaluces. Su fuerza radica en su capacidad de reinventarse sin perder su raíz.

 

El duende flamenco

Una palabra que aparece una y otra vez en el flamenco es "duende". Federico García Lorca lo definía como una fuerza misteriosa, un espíritu que habita al artista cuando la interpretación alcanza un nivel superior de intensidad y emoción. No se puede provocar ni controlar: simplemente aparece.

El duende es el momento mágico en que el público se queda sin aliento, en que el artista se funde con el arte y la realidad se transforma. No tiene forma ni técnica definida, pero todos los que han presenciado un momento de duende saben que han vivido algo extraordinario.

 

El flamenco no es estático ni simple. Es complejo, cambiante, profundo. Nace del sufrimiento y la esperanza, de la mezcla de culturas y de la identidad de un pueblo. Es un arte que no solo se escucha o se ve: se siente en el pecho, en la piel, en el alma.

A través del tiempo, el flamenco ha sabido conservar su esencia mientras dialoga con el mundo. Su energía sigue viva en cada palmas, en cada quejío, en cada cuerda de guitarra. Es un canto a la vida, en toda su intensidad. Un arte que, como Andalucía misma, arde con luz propia.